Construir en México la civilización del Amor
Ante el Presidente Peña Nieto, líderes políticos y sociales, el Papa Bergoglio ofreció la colaboración de la Iglesia para abordar los desafíos de México.
En su mensaje ante el Presidente Peña Nieto, líderes políticos y sociales, el Papa Bergoglio resaltó que, además de venir como misionero, también viene como hijo que quiere rendir homenaje a su madre, la Virgen de Guadalupe, y dejarse mirar por ella; y a partir de ahí planteó cuatro desafíos para construir la civilización del amor en México.
Un pueblo sabio y diverso
Francisco resaltó que el pueblo mexicano es rico en diversidad cultural, historia y en recursos, lo que le hace ser un pueblo con gran sabiduría. México es un país con “una identidad que fue aprendiendo a gestarse en la diversidad y, sin lugar a dudas, constituye un patrimonio rico a valorar, estimular y cuidar”.
Un pueblo joven que se debe transformar
Sin embargo, resaltó el Papa del fin del mundo, la mayor riqueza de nuestro país radica en sus jóvenes. Con esta gran riqueza, retó a los mexicanos a ser “un pueblo capaz de renovarse, transformarse”; es una invitación a alzar con ilusión la mirada hacia el futuro y, a su vez, nos desafía positivamente en el presente.
Esa transformación parte de la formación de ciudadanos, “hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común. Luchando con esto contra el individualismo, la corrupción y la delincuencia”, que se sintetizan en lo que el mismo Francisco ha llamado cultura del descarte y la indiferencia.
El camino es el acuerdo, el diálogo para el bien común
Resaltó el valor de muchos mexicanos que han demostrado que la única vía para avanzar por el bien común es el acuerdo, el diálogo y la negociación que tienda “puentes capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario. Un compromiso en el que todos, comenzando por los que nos llamamos cristianos, nos entreguemos a la construcción de una política auténticamente humana”, que implica ayudar a las personas, especialmente los más alejados y necesitados, a tener “acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz”.
No es cuestión de leyes, somos cada uno los responsables
Dice el Papa que más allá de la creación o renovación de leyes, es “urgente la formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro como corresponsable en la causa común de promover el desarrollo nacional. Es una tarea que involucra a todo el pueblo mexicano en las distintas instancias tanto públicas como privadas, tanto colectivas como individuales”.
La Iglesia como aliada del Estado para construir la civilización del amor
Finalmente el Papa Bergoglio resaltó que para abordar estos desafíos de transformación el gobierno mexicano “puede contar con la colaboración de la Iglesia católica, que ha acompañado la vida de esta Nación y que renueva su compromiso y voluntad de servicio a la gran causa del hombre: la edificación de la civilización del amor”.
@fsargomedo
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