Actores y factores de la agenda internacional
El modelo bipolar dejó de existir. El mundo se reconfigura. Hoy, EU, China y Rusia se erigen en países hegemónicos. Y Ucrania es fiel reflejo de ello.
Análisis internacional
El siglo XXI presenta para la humanidad nuevos retos. Hoy las distancias prácticamente no existen, la comunicación nos permite conocer los sucesos de los lugares más lejanos y remotos, incluso ha dado a conocer regiones y lugares que quizás nunca habíamos visto en el mapa.
El mundo se reconfigura, los seres humanos hoy nos relacionamos más, las fronteras, aunque presentes, parecieran estorbar para transitar de manera libre. El flujo migratorio es un fenómeno irreversible. Junto con todo esto, los retos para mantener la estabilidad, y aún más, evolucionar como humanidad para alcanzar el Bien común, está aún muy lejos de alcanzarse debido a las agendas ideologizadas y los intereses económicos y políticos influenciados fuertemente por los países hegemónicos.
El modelo bipolar de la posguerra dejó de existir con la caída del Muro de Berlín como hecho emblemático. El modelo socialista ruso demostró su ineficacia, pérdida de poder político y económico, así como la desintegración de la URSS. Doloroso modelo socialista que provocó millones de muertos y la pérdida de libertad y esperanza de muchos más.
Aparentemente triunfó el modelo capitalista, con su propuesta democrática y de libertades, que sin embargo también ha mostrado serios problemas en el ámbito de manipulación de las libertades y los derechos, en lo social y en lo económico, generando exclusión, ideologizaciones, pobreza y desigualdad.
La confrontación de la Guerra Fría dio paso a los intereses de las grandes potencias. Mientras Rusia tenía que dar un paso atrás, Estados Unidos se afianzaba como la potencia hegemónica y China aparecía como un gigante dormido.
Las hegemonías europeas del siglo XIX y mediados del XX son hoy gigantes dormidos; y aunque siguen siendo un factor de poder económico y político, están sumidos en una larga crisis financiera que los ha obligado a ser actores “pivote” ante los intereses de los tres países actualmente dominantes.
Estados Unidos, tras una fuerte crisis económica, se encuentra en un periodo de recuperación y con señales claras de crecimiento, sigue siendo la economía más importante del mundo, por mucho, con el 22.7% del PIB mundial. Su poder militar presente en todo el mundo y su control e influencia sobre la OTAN le permiten tener posiciones estratégicas y privilegiadas en todo el orbe. Su gasto militar anual es descomunal con 607 mil millones de dólares, muy lejos de China y Rusia que gastan 84.9 y 70.6 mil millones de dólares, respectivamente.
China es la gran sorpresa del nuevo milenio, ya que desde su modelo centralista y comunista ha logrado adecuarse a la realidad económica mundial, posicionándose como una potencia económica bajo su propio modelo llamado “economía socialista de mercado”, enfocando su control político férreo en la eficiencia y abriéndose a la inversión extranjera, e invirtiendo internamente en infraestructura. Con el 12.4% del PIB mundial, más su economía en constante crecimiento (no tan acelerado como hace dos años), y mucho efectivo, se ha convertido en un actor poderoso, invirtiendo en países con poco o nulo crecimiento: comprando deudas y empresas e invirtiendo en nuevos negocios, logrando con esto alianzas a nivel mundial.
Rusia, por su parte, se ha convertido en una república con economía de mercado y libertades centrada en su principal fortaleza que es la energía (gas y petróleo), que le dan una posición poderosa como actor internacional clave respecto a sus vecinos europeos, principales consumidores de estas materias primas. A pesar de ser la octava economía global con el 2.9% del PIB, nada despreciable, su tamaño territorial, su poder militar y su protagonismo internacional lo convierten en uno de los tres principales países hegemónicos de la actualidad.
Ubicar a los países hegemónicos es de gran utilidad, ya que influyen en la agenda global desde los ámbitos cultural-social, económico y bélico o militar.
No se pueden dejar de lado los factores socioculturales e históricos locales del resto de los países que irremediablemente dependen de las agendas de los hegemónicos.
A través de estas entregas, iremos analizando los fenómenos y acontecimientos del entorno internacional desde una perspectiva que tome en cuenta los intereses de las potencias actuantes.
El caso de Ucrania es un ejemplo en el cual convergen los intereses de Rusia, de Occidente (representado por Estados Unidos a través de su fuerte influencia en la OTAN) y la propia historia, situación social y económica interna.
Poniendo la lupa en Ucrania, podemos ver que desde un análisis de su situación interna, tienen una precaria situación económica, aunado a un conflicto político entre los nacionalistas (que quieren la independencia) y quienes se sienten estrechamente ligados a Rusia (o pro-rusos) debido a su historia y estrecha relación con la misma. Además, está el hecho de que Ucrania cuenta con importantes litorales en el Mar Negro y que a su vez es puerta de entrada y salida al Mar Adriático, al Mediterráneo y con ello al Atlántico, además de tener acceso a través del Canal de Suez hacia el Mar Rojo y el Océano Índico.
Es de resaltar que tanto Ucrania como el Mar Negro son vía de paso de la mayoría de los más importantes oleoductos y gasoductos que provienen tanto de Rusia como de Oriente Medio.
No es difícil concluir por qué resulta un tema relevante para las potencias hegemónicas la posición y situación de Ucrania, que actualmente vive una discusión interna para definir si se alía con la OTAN (lo cual los llevaría eventualmente a pertenecer a la Unión Europea); por otra parte, cómo resolver su precaria situación económica, aunada a la posibilidad de una guerra civil entre Nacionalistas Ucranianos y Pro-Rusos, quienes no quieren la alianza con Occidente.
Es indispensable entender los factores que influyen en el contexto internacional, no sólo para ver los fenómenos, sino para poder conocer las causas, los efectos, y con ello entender qué papel podemos jugar para lograr un cambio de paradigma desde la perspectiva de la agenda del Bien común, a través de la cual pongamos al ser humano y su dignidad como centro, para con ello alcanzar la libertad, la dignidad y la justicia social.
@fsargomedo
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