Artículo 24, el camino a la transformación
Es esencial defender este auténtico Estado laico que respeta el derecho a la libertad religiosa que con el tiempo se convertirá en un gran valor agregado en una sociedad que necesita más que nunca de la integridad y la congruencia. Hay que dar un golpe de timón, un viraje a los principios
Es esencial defender este auténtico Estado Laico que respeta el derecho a la libertad religiosa que con el tiempo se convertirá en un gran valor agregado en una sociedad que necesita más que nunca de la integridad y la congruencia. El hecho de reconocer nuestro compromiso con la fe nos obliga a dar un golpe de timón personal que con el tiempo se trasformará en un viraje hacia los principios y los valores humanos trascendentes, tan necesario en nuestros días.
Después de tres años y cuatro meses de que fuera presentada la iniciativa que reforma el artículo 24 de la Constitución Mexicana referente a la libertad religiosa, ésta se publicó en el Diario Oficial el pasado 19 de julio del 2013.
Al tratarse de una modificación a la Constitución, tuvo que ser aprobada por la mayoría de los 31 estados de la federación. Se obtuvieron 16 estados a favor (Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Nuevo León, Puebla, Querétaro, Tlaxcala, Sinaloa y Sonora) y seis estados en contra (Michoacán, Oaxaca, Zacatecas, Baja California Norte, Morelos y Quintana Roo).
A pesar de que en México más del 95 por ciento de la población profesa alguna religión siendo mayoritariamente católicos el 85 por ciento, (cifra que aunque ha disminuido en la última década sigue siendo claramente mayoritaria), no se reconocía en la Constitución el derecho a la libertad religiosa.En México existe una historia de terribles desencuentros entre quienes gobernaban y quienes profesaban su fe hasta el grado de llegar a enfrentamientos sangrientos, agravios a una sociedad y una nación que no puede concebir su historia sin reconocer un origen eminentemente vinculado a la religión católica. Hoy comienza una nueva etapa fundamentada en la razón y en el derecho.No podemos regresar a viejos debates sobre el Estado laico y sobre la libertad religiosa. Hoy la humanidad ha llegado a un estado de madurez y entendimiento claro de que uno de los principales derechos humanos es la libertad religiosa y de que un Estado laico implica la libertad de ejercer ese derecho.
Por esta razón el hecho de que hoy ya se reconozca en nuestra Constitución la libertad religiosa, deber ser un motivo de festejo para la inmensa mayoría de los mexicanos. En lo particular los católicos debemos ver esto como una gran oportunidad para hacer eco del renovado mensaje que la Iglesia y el Papa Francisco están haciendo.
Hoy más que nunca los católicos debemos mostrar las consecuencias del reconocimiento de este elemental derecho humano empezando por manifestar nuestra fe sin temor, con orgullo y alegría. Esta manifestación debe darse no sólo en la reflexión sino con un testimonio de vida. Hoy más que nunca fe y razón, evangelio y vida pueden convertirse en una realidad.
Debemos empezar desde la vivencia de la fe sin miedos, hasta el testimonio activo principalmente con los más necesitados, los abandonados, los más débiles y los indefensos. Con una actitud dispuesta al diálogo testimonial y abierto, tolerante pero al mismo tiempo firme en la verdad.
Es esencial defender este auténtico Estado laico que respeta el derecho a la libertad religiosa que con el tiempo se convertirá en un gran valor agregado en una sociedad que necesita más que nunca de la integridad y la congruencia. El hecho de reconocer nuestro compromiso con la fe nos obliga a dar un golpe de timón personal que con el tiempo se trasformará en un viraje hacia los principios y los valores humanos trascendentes, tan necesario en nuestros días.
La reforma al artículo 24 no es una victoria frente “al adversario”, es el reconocimiento de un derecho humano y un escalón importante para una verdadera transformación de nuestra nación mexicana.
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